sábado, 3 de septiembre de 2016

Tiempo de sacrificios


Pero a todos parece olvidárseles que en los momentos excepcionales siempre ocurre algo: cae gente. Los poderosos se renuevan y, para que llegue savia fresca, hay que excretar la vieja. En otras palabras, es tiempo de sacrificios.
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Y esos sacrificios no son solo una necesidad histórica o generacional, sino que son la solución al enorme problema que tenemos entre manos, es la única forma de salir de este bloqueo. ¿Alguien piensa realmente que con el relativamente pequeño sacrificio de la abstención del PSOE se resolvería la situación? 

Se resolvería la investidura, pero dos días después volveríamos a estar en el mismo atasco. ¿También se tendría que abstener el PSOE para aprobar los Presupuestos? ¿Y qué apoyos lograría Rajoy para sacar adelante cualquier ley?

No, este momento histórico requiere de sacrificios mucho más grandes. Sacrificios que tienen dos nombres propios: Mariano Rajoy y Pedro Sánchez. Albert Rivera ya se está arriesgando bastante pactando tanto con la izquierda como con la derecha, sabiendo que va a perder muchos votos por ambos extremos por culpa de esos pactos. 

Pablo Iglesias, por otro lado, lo ha tenido más fácil porque aún nadie ha contado con él. El PP no lo ha hecho por razones obvias y el PSOE, por la cerrazón de algunos de sus dirigentes como Susana Díaz, Guillermo Fernández Vara o Felipe González.

Pero Rajoy y Sánchez no tienen esa suerte, ellos están en el ojo del huracán y van a tener que pagar por ello. Empecemos por Mariano Rajoy. Tras su fallida investidura, todos hemos visto que él es la causa principal del bloqueo en el que estamos. Todo sería mucho más sencillo si el candidato o candidata a la Presidencia del Gobierno fuera un independiente, incluso si fuera alguien del sector moderado del PP como Cristina Cifuentes o Borja Sémper

Pero esta no es la situación en la que estamos. Rajoy tiene bien atado su partido y no piensa renunciar a ese poder ahora que está tan cerca de volver a ocupar la Moncloa.

Sin embargo, su tiempo ha pasado. Es un líder elegido y que elige a dedo cuando todos los partidos hacen primarias abiertas a la militancia. Promueve las negociaciones secretas en la época en la que hay cámaras por todas partes. Acude a los programas deportivos de la COPE y no a los políticos. 

Y, sobre todo, está desconectado de la realidad. Muy desconectado. Solo así se entiende que su Gobierno haya propuesto a José Manuel Soria para presidir el Banco Mundial. Sí, su tiempo ha pasado. Debe dimitir.

La situación de Pedro Sánchez es más inestable, pero también tiene más posibilidades de acabar en éxito. Si su alianza con Podemos y Ciudadanos fracasa —es lo más probable— el Comité Federal del Partido Socialista le obligará a abstenerse en la investidura de Rajoy y él tendrá que dimitir. 

Pero el PSOE realiza primarias y que dimita no implica que tenga que terminar con su vida política. Podría presentarse para liderar el partido frente a Susana Díaz y sería el candidato que se sacrificó antes de pactar con el PP. Toda una ventaja en una lucha contra los barones que prefirieron ir con el PP antes que con Podemos.


Rajoy y Sánchez deben dimitir, pero solo el segundo tendrá otra oportunidad. Y, aún así, esos gestos serán solo el principio de un largo camino hasta superar esta crisis institucional. Conversación no nos va a faltar, eso es seguro.