jueves, 26 de mayo de 2016

Cuiden de sus cachorros

Esta semana ha sido negra para el Partido Popular. Pero no ha sido de un color negro normal del tipo que llevan sufriendo durante meses, no. Ha sido negro azabache, pizarra, oscuro o como lo quieran llamar. 

Con tan solo dos días de diferencia, Luís Bárcenas ha resurgido de entre las sombras para hablar del “asco” que le dan los políticos que no respetan “la presunción de inocencia” —refiriéndose a Javier Maroto, que afirmó que el que le daba asco era Bárcenas—, al PP le han impuesto una fianza de 1,2 millones de euros por su caja B y se ha filtrado que las encuestas de Podemos dan “por descontado” el sorpasso al PSOE y sitúan a la coalición Unidos Podemos muy cerca del PP.
Fuente: El Periódico

Teniendo en cuenta que del último de los problemas no se ha hablado en público, ¿quién se ha comido el marrón de justificar los otros dos? Los cachorros, los jóvenes populares que asumieron hace ya un año las vicesecretarías del partido para renovarlo y tan solo están siendo obligados a postergar los modelos de los políticos más mayores —mayores de 60 años o de 40, la edad poco importa—.

A Andrea Levy le ha tocado justificar lo injustificable: que en el PP no sabían nada de una caja B pero que el partido va a tener que pagar más de un millón de euros como responsable civil subsidiario en el caso. Para que se hagan una idea, la Infanta Cristina de Borbón también es responsable civil subsidiaria en el caso Nóos

¿Cómo ha podido Levy explicarse? Su estrategia ha consistido en recordarnos que no estamos ante “una condena o una multa”, que siguen pensando que los papeles de Bárcenas son falsos y en negarse a hacer valoraciones sobre si existía o no una —o varias— caja/s B.

En vez de afrontar los problemas, renovar el partido y dejar a los jóvenes disputar estas elecciones generales, los comandantes del PP los utilizan para que les hagan el trabajo sucio. ¿Cómo pueden seguir sosteniendo que los papeles son falsos cuando hasta ocho altos cargos y excargos del PP los han reconocido, cuando la Agencia Tributaria, la Intervención del Estado y la UDEF han confirmado los trasvases de dinero y cuando los agentes han manifestado que los papeles fueron escritos en un periodo de veinte años de tiempo?

Por otro lado, a Javier Maroto le ha tocado volver a insultar a Bárcenas reafirmándose en que él le “repugna”. Aunque sospecho que al político vasco no le molesta demasiado hacer este papel de ariete contra el extesorero, Maroto ni siquiera ha llegado a conocer a Bárcenas. Y es que los dos se llevan catorce años de diferencia. ¿Por qué tiene que ser él el que se enfrente al exsenador y no alguien de la generación del señor Bárcenas?


En el PP han confundido a sus sucesores con sus becarios, creen que son los políticos perfectos para recibir los golpes —o más bien la mierda—. ¿Acaso no se han preguntado quién recogerá el testigo del partido más grande de España cuando la vieja guardia ya no esté en sus puestos? ¿No se dan cuenta de que si no protegen ahora a los populares jóvenes, acabarán con el futuro del partido?

sábado, 14 de mayo de 2016

"Thunder and lightning, it's getting exciting"



“Rayos y truenos, esto se pone emocionante”. La política aprovecha las grietas de nuestra sociedad y se acaba colando por todas partes. Forma parte de nuestras vidas porque somos animales políticos, como dijo Aristóteles hace más de 23 siglos. Por tanto, no nos debería extrañar que también se acabase hablando de política en torno a algo como Eurovisión.

En Estocolmo ha habido actuaciones sobre el drama de los refugiados, la relación entre el hombre y las máquinas o la deportación de los tártaros de Crimea por Stalin. Pero no nos quedemos en lo explícito, vamos a ver qué subyace bajo esta edición del festival, que este año es mucho menos inocente de lo que parece.
songfestival.be y eqmusicblog.com

Los versos del titular de esta noticia son parte de la canción con la que Rusia compite este año. La letra tampoco tiene mucho misterio, es la típica historia de amor que supera obstáculos, algo que funciona en Eurovisión. Y precisamente por eso, y por una gran puesta en escena y un logrado ritmo, es cierto, es la favorita para ganar este año. Es la número uno en las casas de apuestas y también vencerá según la prensa acreditada al festival. 

¿Cuál es el mayor obstáculo de Sergey Lazarev, el cantante de esta canción? Su país. Según Amnistía Internacional, en Rusia “la propaganda de relaciones sexuales no tradicionales entre menores de edad” está prohibida y a los activistas LGTB se les impide “celebrar toda clase de concentraciones pacíficas”. Además, las agresiones a los homosexuales son frecuentes en el país.

La audiencia homosexual de Eurovisión es enorme —cosa lógica en un festival que en 2015 fue seguido por 197 millones de personas—. Barei, la representante de España este año, ya vaticinó la derrota de Rusia “porque el 90% de los que votan son gays”. Hasta el propio Lazarev ha tenido que declarar que su país no es homófobo, algo difícil de creer cuando unos días antes el representante de Israel era humillado en el aeropuerto de Moscú por ser homosexual.

Frente a esta situación tenemos a Amir, el representante de Francia, el otro gran favorito de las casas de apuestas y de la prensa. En el festival por excelencia del continente más diverso, nos encontramos con este cantante francés, que canta en inglés, y que tiene raíces judías, marroquíes y tunecinas.

Él no necesita aclarar que su país no es homófobo o asegurar a los asistentes que no sufrirán daño alguno si gana su país. Tan solo sonríe y canta, es decir, hace lo que debería hacerse en Eurovisión.


En este enfrentamiento entre Sergey y Amir, Amir debería ganar Eurovisión. Sería lo justo. Pero a veces lo justo no es lo necesario. Y puede que esta vez lo necesario sea que gane Rusia, para que en 2017 una oleada de homosexuales y simpatizantes con la causa invadan el país y que los 143 millones de rusos vean la diversidad de la que gozamos en Europa. Puede que, con un festival europeo, a su Gobierno no le quede más remedio que empezar a pensar como europeos.

martes, 10 de mayo de 2016

Las tres estrategias del PP para conseguir tu voto

Fuentes: libertaddigital y ABC

En menos de 24 horas el Partido Popular ha lanzado tres mensajes distintos para reconquistar el voto que perdió el 20D y cada uno de ellos proviene de un sector diferente del partido. Tres formas de entender la política se han manifestado y, desde hoy, los populares lucharán por ver cuál consigue más votos —ya veremos si lo hacen a buenas o a malas—.

La casualidad (o no) ha querido que este comienzo de la campaña del partido del Gobierno coincida con el anuncio de Pablo Iglesias y Alberto Garzón del pacto Podemos-IU para las próximas elecciones. Dos de los cuatro grandes partidos se adelantan a sus competidores y muestran sus cartas. ¿Cuáles son las del PP?


La batalla final: Podemos vs. PP


Tras el empate del 20D, llega la última lucha: el Partido Popular contra Podemos e IU. Los moderados que han conseguido salvar la economía contra los radicales comunistas. No hay más opciones. La socialdemocracia y el liberalismo están bien para tiempos de paz, pero estamos en tiempos de guerra y hay que elegir.

Esta es la estrategia de los conservadores, liderados en el PP por Mariano Rajoy. Como muestra este vídeo que el partido subió a YouTube ayer, se nos quiere vender que nos encontramos ante un terrorífico duelo del que España solo puede salvarse votando al PP. 

Es la misma estrategia que Esperanza Aguirre usó contra Manuela Carmena en las elecciones al Ayuntamiento de Madrid. Y en ese momento salió mal. La polarización de la campaña aglutinó a los votantes de izquierda en Ahora Madrid, obviando al PSOE y permitiendo a la exjueza ser alcaldesa. Aunque sirvió para que el PP ganase las elecciones, no fue suficiente para retener la alcaldía. ¿Ahora Rajoy va a repetir el mismo error?

El voto útil

En política todo está inventado y esta estrategia es la que utilizó en Diciembre Podemos contra Izquierda Unida y Ciudadanos contra UPyD. El mensaje es muy claro: no desperdicies tu voto en partidos pequeños, vota al partido grande aunque no se acerque tanto a tus ideas y saldrás ganando.

Es el benjamín de José María Aznar, Pablo Casado, el que ha inaugurado esta estrategia. El sector liberal del partido —más joven y menos conservador— no se centra tanto en crear una batalla entre dos partidos sino en eliminar al rival más pequeño, Ciudadanos, para crear una batalla a tres entre PP, PSOE y Podemos-IU. Así, la izquierda quedaría dividida en dos partidos y la derecha se consolidaría en un gran partido, teniendo opciones de conservar La Moncloa.

Es una estrategia más inteligente que la anterior, pero también presenta un gran riesgo. Si no consiguen reducir lo suficiente a Ciudadanos, pueden lograr que el bloque anti-PP les supere, ya que los naranjas son los únicos que están dispuestos a pactar con el partido de Mariano Rajoy.

Reconocer los errores

Esta es una estrategia prácticamente inaudita en el PP y, en general en cualquier partido español. Es el Ministro de Asuntos Exteriores en funciones, José Manuel García Margallo, representante de los democristianos, el que se ha lanzado a asumir que, literalmente, se han “pasado cuatro pueblos con el tema de la austeridad”. Increíble pero cierto.

Aunque este comentario puede resultar realmente ofensivo para aquellos que más han sufrido los recortes —desahuciados, autónomos, parados, dependientes, enfermos de Hepatitis C…–, este sector de votantes tampoco iba a votar al PP. Este es un mensaje dirigido al ciudadano que decidió apoyar a Rajoy en 2011 y que quedó decepcionado con los brutales recortes de esa legislatura.

Margallo siempre ha tenido fama de ser un verso suelto en el PP, pero estas declaraciones deberían tenernos en alerta por una razón: ya estamos en campaña. No es casual que el ministro elija este momento para asumir los errores del Gobierno, ya que durante las negociaciones post 20D la solución Margallo estuvo flotando en el aire. La búsqueda de un Presidente del Gobierno de consenso para una legislatura corta podría llevar a su persona. ¿Margallo está haciendo su propia campaña?


Tres hombres, tres ideologías y tres estrategias. Además, tres aspirantes a Presidente del Gobierno. Todo esto dentro del mismo partido. Y aún queda un mes y medio para las elecciones…

lunes, 2 de mayo de 2016

La oportunidad de un cambio histórico

La palabra cambio asusta a unos y excita a otros, pero nos afecta a todos. Hemos sufrido muchos cambios desde 2008. Hemos cambiado todos los parlamentos autonómicos, los presidentes de 16 comunidades autónomas, cientos de alcaldes y alcaldesas, el Congreso de los Diputados, el Senado, el Presidente del Gobierno y, por cambiar, hasta el Rey ha cambiado.

Pero sobre todo hemos cambiado nosotros. Después de ver a nuestros amigos y familiares perder su trabajo, a las decenas de personas que hay cada noche rebuscando en las basuras de las grandes ciudades, a los comedores sociales trabajando a destajo o a Cáritas advirtiendo de que España es el segundo país de la UE con mayor pobreza infantil, no somos los mismos.

Aunque a veces no nos lo creamos, el Parlamento representa la voluntad popular, realmente lo hace. Y el Congreso es una buena prueba de ello. Mientras que España giró claramente a la derecha en 2011 para castigar las políticas económicas del PSOE, su voluntad no quedó tan clara en 2015. Si sumamos porcentajes, la izquierda obtuvo el 49,6% y 172 diputados, mientras que la derecha se quedó con el 46,43% y 178 diputados.  Vamos, lo que se suele llamar un empate técnico. Y un buen lío, ya de paso.

Nuestro Parlamento ha cambiado mucho en ocho años, pero parece que no ha sido un movimiento suficientemente poderoso. O nosotros fuimos demasiado suaves al votar el 20 de Diciembre o nuestros políticos son incapaces de ponerse de acuerdo. Pero como la realidad es multicausal, probablemente los dos factores sean correctos.

Fuimos algo conservadores permitiendo que los dos grandes partidos tradicionales volviesen a ganar y, al mismo tiempo, incapacitando a los nuevos a hacerlo. Nos quedamos a medio camino en el cambio que reclama mayoritariamente la sociedad.

Pero ahora parece que hay una nueva oportunidad, una nueva herramienta que se nos ofrece para articular este cambio del que tanto estoy hablando: la coalición Podemos-IU (o IU-Podemos o UP o como quiera que se vaya a llamar, eso es lo de menos). En diciembre, el número de votos que recibieron estos dos partidos ya superó a los del PSOE, aunque la ley electoral —como de costumbre— perjudicó a IU.

Que nadie se engañe, el objetivo no es superar al PP, no es empatar con los socialistas para gobernar juntos. El objetivo es superar al PSOE. Pero no porque sea el PSOE, sino por dar un puñetazo en el tablero político tan fuerte que haya que recolocar las piezas de una manera totalmente distinta, adecuada a los nuevos tiempos. Y ahora tenemos la posibilidad de dar ese puñetazo.

Y si este es el cambio que puede venir por la izquierda, Ciudadanos es, sin lugar a dudas, el cambio de la derecha. Más pragmáticos, más comunicativos, más jóvenes y, sobre todo, más limpios. El partido de Albert Rivera es la oportunidad para votar derecha —o centro, si es que eso realmente existe— sin mancharse las manos con el estiércol de la corrupción.


Ni Podemos ni Ciudadanos nos salvará de nuestros problemas, estos están en manos de personas mucho más poderosas que no salen por televisión. Pero si el Congreso refleja nuestra nueva forma de pensar, podrá poner en marcha nuestras nuevas ideas. El cambio debe llegar en junio.