lunes, 19 de octubre de 2015

Esto es nueva política

Debate en Salvados entre Albert Rivera y Pablo Iglesias

Pablo Iglesias, el hombre con más posibilidades de acabar como Presidente del Gobierno en el pasado enero y el que quedaría en cuarta posición el 20D según las ultimas encuestas, espera en un hotel de Barcelona. Espera a Albert Rivera, capitán de una de las fuerzas minoritarias del Parlament de Catalunya hace unos años y el líder mejor valorado del país ahora. 

Curiosamente, es otro hombre que ha mutado con el tiempo el que les reúne. El follonero, en los tiempos en los que Andreu Buenafuente conseguía espectaculares datos de audiencia, Jordi  Évole, considerado como uno de los mejores periodistas de España hoy.

Los dos líderes comparten coche hasta su encuentro con el periodista –movimiento muy bien medido y pensado por el programa–. Caminan por la calle y se paran a hablar con los sorprendidos transeúntes. Entran en un bar y piden un café. "Por no pactar, no hemos pactado ni dónde os sentáis", dice Évole cuando llegan a la mesa. Pero los dos toman un asiento con total naturalidad. 

¿A que sería ridículo verles peleándose por decidir quién se sienta a la derecha y quién a la izquierda? ¿No nos reiríamos si les viésemos pedir una silla más alta o reducir la iluminación del bar? Pues esta es la situación que se ha venido dando hasta ahora en los debates electorales. Encuentros en los que los partidos pactan los temas, la duración, el escenario, la posición, los turnos... Todo bien atado para alcanzar unos productos televisivos tan soporíferos que cuesta entender cómo eran vistos por alguien en todo el país. El debate de ayer fue visto por más de cinco millones de personas.

Pero llegó la crisis económica y, tras ella, la crisis institucional y la política, como afirma Pepa Bueno. Ahora la corrupción no nos da igual. Ahora el fraude a Hacienda no nos da igual –excepto si el que lo comete es un futbolista–. Ahora la política no nos da igual. Los programas televisivos sobre política obtienen millones de espectadores y la participación en las últimas elecciones catalanas fue histórica. Porque el eslogan de Podemos es cierto: si no haces política, te la hacen a ti.

Ahora tenemos a nuestros políticos mucho más vigilados. Y eso no solo implica que no sean corruptos. También tienen que rendir cuentas ante la ciudadanía y el defender su proyecto frente al del contrario, es una forma de hacerlo. Es algo que, desde ahora, exigimos y debe ser cumplido. No solo entre los líderes de los cuatro grandes partidos. Yo quiero ver otros debates. ¿Por qué no un debate entre Jorge Fernandez Díaz e Íñigo Errejón? ¿Inés Arrimadas y Pablo Echenique? ¿Susana Díaz y Andrea Levy? ¿Cristóbal Montoro y Juan Carlos Monedero? Este último molaría mucho. No estamos tan lejos de esta situación. El debate Margallo-Junqueras fue un ejemplo. Esto es nueva política. Esto ya es la nueva política.

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